Vomiting: cuando el placer se vuelve prisión

Hay conductas que parecen estar bajo control, pero en realidad son una forma de huir del dolor. El vomiting es una de ellas. En esta entrada te explico en qué consiste este trastorno, cómo se convierte en una compulsión, y cómo puede abordarse desde la terapia.

¿Qué es el vomiting?

El vomiting es el síndrome de las personas que ritual y repetidamente consumen grandes cantidades de comida y después la vomitan, con el objetivo de experimentar sensaciones de placer. Normalmente se empieza pensando en bajar de peso. Intentando adelgazar, vomitar se convierte en una técnica para comer sin engordar, o incluso para perder peso.

Vomitar es una estrategia utilizada por personas con anorexia y bulimia que, con el tiempo, se vuelven esclavas del ritual comer-vomitar. Repitiendo una y otra vez, ese acto se transforma en placer. Las acciones que repetimos muchas veces, sobre todo si modifican nuestro funcionamiento fisiológico pueden volverse placenteras.

¿Cómo se convierte en una compulsión?

El vomiting implica una doble compulsividad: una de hartarse y otra de vomitar. Las personas con este trastorno sienten placer con el doble ritual.

Cuando esta conducta se mantiene en el tiempo, el cuerpo empieza a deformarse: se modifica la  estructura del mentón, de la cabeza, del cuello.

En los caso más graves, el vomiting puede llevar a  la muerte por colapso cardiovascular, provocada por la caída de potasio tras el ciclo de atracón y vómito.

A menudo, a esta compulsividad se le suma otra: la de autolesionarse. Muchas personas que sufren vomiting también se cortan, como forma de aliviar un dolor emocional insoportable. Puede estar vinculado a experiencias de abuso, pérdida o abandono, y funcionar como una válvula de escape sedante.

Con el tiempo incluso estas autolesiones pueden volverse placenteras, porque mantienen el poder sedante del acto.

La secuencia del ritual

Desde la terapia breve estratégica, se entiende que la fuente de placer  no es el comer o vomitar en sí, sino la secuencia completa del ritual. La terapia trabaja alterando esa secuencia para que deje de ser placentera y empiece a resultar desagradable. Así, el trastorno puede desorganizarse hasta su remisión completa.

La estructura del vomiting se parece mucho a la de un acto sexual:

1. Fase de excitación: se anticipa mentalmente el alimento deseado.

2. Fase de consumación: se come en exceso hasta llenarse.

3. Fase de descarga: se vomita y se produce una liberación.

Esta secuencia refuerza la asociación entre placer y ritual. En terapia se utiliza la analogía del «amante secreto»: ese impulso prohibido, que por ser inalcanzable, se vuelve más deseado.

Consecuencias emocionales y físicas

Las consecuencias del vomiting pueden ser devastadoras:         

  • Ansiedad constante.
  • Obsesiones con la comida y el cuerpo.
  • Compulsiones como pesarse continuamente o recurrir a tratamientos estéticos excesivos.
  • Depresión, baja autoestima, estado de ánimo inestable.

Se trata de una categoría diferente a la anorexia o bulimia, y requiere una intervención específica centrada en desactivar la fuente del placer.

 

Hemos de tener en cuenta que el vomiting no es una elección superficial, ni un capricho. Es una forma de gestionar el dolor, de buscar placer donde no se encuentra consuelo. Pero también hay salida. Con la ayuda adecuada y un abordaje especializado, es posible transformar esta relación compulsiva en una historia de recuperación.

Si te sientes reflejado, no estás solo.

 

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